Cristianas y Cristianos de Base de Madrid
Portada del sitio > Comunicaciones y convocatorias > Los Mesías que esperamos: Adviento 2011

Los Mesías que esperamos: Adviento 2011

Benjamin Forcano

Lunes 28 de noviembre de 2011, por Cristianxsdebasedemadrid

Los Mesías que esperamos: Adviento 2011

Os dimos testimonio del Mesías. Y, llamados a ser solidarios de su Hijo, habéis sabido demostrarlo mientras aguardáis su manifestación. El os mantendrá firmes hasta el fín.

(1 Cor, 1,3-9)

Andaos con cuidado, ahuyentad el sueño, que no sabéis cuándo va a ser el momento. Por tanto, mantenéos despiertos, lo digo a todos.

(Mr, 13, 33-37)

La palabra Adviento significa llegada. La Iglesia, que abre hoy este ciclo litúrgico, (cuatro domingos hasta la Navidad) viene celebrándolo desde siglos.

Llegada, ¿de quién? ¿El que llega se queda o se marcha? ¿Su llegada es provisional o habremos de esperar a otro? ¿El que llega nos trae la “salvación”?

La Iglesia acoge el año civil, pero ella trata de ordenarlo y vivirlo según un programa religioso. El ADVIENTO es el inicio de este programa. Y , dentro de él, aparecen elementos como la LLEGADA que esperaba la humanidad ( la primera), la que aún ha de venir: (la última) y entre ambas está la humanidad, todo nosotros, los seguidores de Jesús.

1. El pueblo judío esperó 18 siglos a que se cumplieran las promesas que se le venían haciendo. Desde Abraham... Promesas de que iba a tener una gran descendencia, libertad, tierra nueva, poderío nacional, etc. Pero, Yahvé, no es quien hace directamente esa promesas. El no dice ni promete nada. Son los profetas quienes las anuncian en cada situación concreta. Por su supuesto, estas promesas se refieren a una salvación que les cambiará la situación, les librará de todas sus opresiones, de todas las carencias y miserias materiales y les proporcionará gloria y poder. Tendrá lugar con la llegada del Mesías, el prometido, el esperado, el salvador.

2.La Iglesia católica, apoyada en los primeros seguidores de Jesús, que eran judíos, entiende, enseña y anuncia al mundo entero que el Mesías prometido, el salvador, es Jesús de Nazaret. Llegó. Predicó el Reino de Dios. Se entregó a él con toda su alma. Y proclamó que ese reino era ya nuestro, estaba dentro de nosotros y que entrando en él lográbamos la salvación. No había que esperar más promesas ni más salvadores.

3.Muchos de los seguidores de Jesús no estaban convencidos de que aquella fuera la salvación real y verdadera, pues persistían los males, las injusticias y las persecuciones, la subyugación d eunos pueblos por otros, y comenzó a extenderse la idea de que Jesús iba a volver con una nueva llegada para reparar, restaurar y salvar de verdad . Y se llegó a creer que esa llegada era inminente. Y, naturalmente, la utilizaban para inducir al cambio y a la coherencia.

Jesús trastueca esta perspectiva:

“No hay que esperar otra venida salvadora. Ya se ha realizado. La escatología , el final, está realizado en lo fundamental. Dios ha venido, se ha hecho presente en la historia, ha rescatado definitivamente el sentido y destino de la humanidad, y lo ha hecho enviando un mensajero especial”.

Lo cuenta Lucas. “Un sábado, justo en el pueblo de Nazaret, donde se había criado, entró Jesús en la sinagoga, según su costumbre, y se levantó para tener la lectura. Le entregaron el volumen del propio Isaías y, desarrollando el volumen, dio con el pasaje donde estaba escrito:

“El Espíritu del Señor descansa sobre mí,

porque él me ha ungido.

Me ha enviado a dar la buena noticia a los pobres,

a proclamar la libertad a los cautivos,

y la vista a los ciegos,

a poner en libertad a los oprimido

y a proclamar el año favorable del Señor”.

Marcos es más lacónico: “Llegó Jesús a Galilea y se puso a proclamar la buena noticia de parte de Dios. Decía: “Se ha cumplido el plazo, está cerca el reinado de Dios. Enmendáos y tened fe en este buena noticia”.

Quizás ahora, se entienda mejor la pregunta: ¿Qué significa la llegada de Adviento? ¿Quién llega? ¿El que llega se queda o se marcha? ¿Habremos de esperar a otro? ¿Trae la salvación?

Si nos pudiera hablar hoy, quizás fueran estas las palabras de Jesús:

“Mirad, como seguidores míos estáis celebrando el ADVIENTO.

Sabed que la llegada se ha producido, el Mesías prometido ha llegado ya. ¿No habéis oído hablar de un Tal Jesús de Nazaret? ¿No es ese a quien vosotros seguís?

Bueno, pues yo vine a vosotros, por voluntad de Dios Padre.

El, conmigo, ha estado entre vosotros y con vosotros, he vivido humanamente, he sido uno como vosotros y he anunciado de palabra y con la vida el camino a seguir, un estilo de vida que abarca el sentir, el pensar y el obrar.

Tuve tiempo para dejar constituida mi casa, esa gran familia que abarca a todos. Os dejé bien claro mi proyecto, el Reino de Dios. Os lo he explicado. Quien entra en él vive, se realiza y se salva.

Yo acabé mi vida terrenal, me he ausentado, dejando a vuestro cargo y responsabilidad mi casa, que es de todos, porque a todos y a cada uno le corresponde en ella una tarea propia: liberar a cuantos sufren y son oprimidos, nadie queda excluido. Y liberar amando, manteniendo la actitud más radical de servicio.

Si de verdad queréis obtener la salvación: sentid como yo, pensad como yo, obrad como yo. Mantenéos fieles, activos, despiertos frente a las dificultades y persecuciones, ojo con caer en la anestesia de la rutina, del miedo, del servilismo, de la envidia, del odio, de la soberbia, de los particularismos sectarios.

Vendrán otros, habrá otras llegadas, que podrán contener cosas buenas, nobles y liberadoras, todo eso pertenece a Dios, a su Reino, son hechura suya todas las criaturas y fluye de El cuanto portan de justicia, bondad y liberación.

Otras promesas son falsas. (Habría que pedir a Jesús que concretase esto a nuestro mundo de hoy. ¡Cómo desenmascararía la crueldad e hipocresía de nuestras crisis actuales y de quienes, so pretexto de querer rescatarnos, nos empobrecen y esclavizan!).

Otros liberadores lo son aparentemente o a medias. (Tarea que El deja a nuestro discernimiento, responsabilidad y compromiso. No podemos callar ante la dictadura de los Goldman Sach, el Club Bilderbeg y otros “reinos” que pretenden darnos libertad disfrazada bajo nuevas formas de esclavitud).

El Reino de Dios, -su proyecto- no va a venir sino que ha venido, no va llegar sino que ha llegado, no hay que esperarlo, está ya realizado y se encuentra en medio de vosotros.

Manteneos pues despiertos, y no andéis entre brumas , o entre ilusionismos, o entre modorras de quienes esperan futuros nuevos que van a salvar. La salvación ha llegado, está en el corazón de cada uno, y yo estoy a su lado para apoyarla, iluminarla, promoverla y conseguirla.

Jesús es vida y sabiduría, vive y enseña (esencial su anuncio del Reino y su Manifiesto de las Bienaventuranzas), cuenta con la salvadora energía de todo ser humano y, sin ser economista ni político, les dice a uno y otro, que sin humanidad, sin amor, sin ética, sin respeto a todo ser humano y pueblo, no hay economía ni política que valga, ni convivencia ni felicidad duraderas que se puedan construir .

C R E D O

Nos llamó para ser solidarios del Jesús Mesías, su Hijo

Creemos en Jesús de Nazaret,

Nacido de María y José,

hombre como nosotros,

mesías prometido,

liberador y salvador de la humanidad,

hijo de Dios.

Jesús anunció el Reino de Dios,

Un reino de fraternidad y de justicia,

De libertad y de amor,

donde los pobres son los primeros,

los grandes son los últimos,

y los que más pueden, los que sirven.

Creemos que El es,

fundamento de la Iglesia,

de una Iglesia fraterna, igualitaria y libre.

Como El luchamos por la cusa del hombre

que es la causa de Dios.

nos mueve su espíritu, que es el AMOR,

la justicia, que es su PASION,

la libertad, que es su DISTINTIVO,

la profecía, que es su CORAJE.

Su reino es para todos,

se construye ahora, en la tierra y en la historia,

Y alcanza su plenitud más allá.

Su Dios es nuestro Dios, Padre Universal,

que sueña con que todos,

- pueblos, razas y credos-

nos sentemos a la mesa como hermanos.

AMEN.

P A D R E N U E S T R O

- Para que su nombre no sea blasfemado -

Hermanos nuestros,

que estáis en el Primer Mundo.

Para que su Nombre no sea blasfemado;

para que venga su Reino a nosotros

y se haga su Voluntad

no sólo en el cielo

sino también en la tierra.

Respetad nuestro pan de cada día,

renunciando vosotros a la explotación diaria;

no os empeñéis en cobrarnos

la deuda que no hicimos

y que os vienen pagando

nuestros niños, nuestros hambrientos,

nuestros muertos.

No caigáis más en la tentación

del lucro, del racismo, de la guerra;

nosotros miraremos de no caer

en la tentación del odio o de la sumisión.

Y librémonos , unos y otros,

de cualquier mal.

Sólo así podremos rezar juntos

la oración de familia

que el hermano Jesús nos enseñó:

“Padre nuestro” “madre nuestra”,

que estás en le cielo y en la tierra.

(Pedro Casaldáliga

SPIP | esqueleto | | Mapa del sitio | Seguir la vida del sitio RSS 2.0