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“ESTUVE DESAHUCIADO Y NO ME ACOGISTEIS"

Foro de Curas de Madrid

Martes 3 de julio de 2012, por Cristianxsdebasedemadrid

El pasado viernes 29 de junio integrantes de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) de Madrid, con algunos amigos que quisieron acompañarles, se encerraron en la catedral de la Almudena de Madrid, como una acción más de las que están realizando para visibilizar ante la opinión pública la situación sangrante de tantas familias que están siendo desahuciadas de sus hogares familiares. Participamos en esta acción tres curas del Foro Curas de Madrid.

En su manifiesto decían: “Cuando todos los poderes de este país están enfocados en rescatar a bancos y cajas que disfrutaron de la burbuja inmobiliaria, que condujeron a la gran estafa hipotecaria, arruinando a familias trabajadoras que necesitaban un bien de primera necesidad, como la vivienda…Ahora que los desahucios incrementan aceleradamente la cantidad de familias marginadas y arrojadas a la exclusión social, incumpliendo lo estipulado en los tratados internacionales sobre derechos humanos y garantizando el poder de los banqueros sobre los derechos de las personas, levantamos nuestra voz para exigir: 1.Reconocimiento legal de la Dación en pago para quedar libre de toda deuda con la entrega del piso. 2.Paralización de los desahucios. 3.Alquiler social. 4.Investigación y sanción a los culpables de la estafa hipotecaria”.

Los responsables de la catedral, sin embargo, consideraron que no era tolerable que una tal acción se hiciera desde un lugar sagrado, que se estaba instrumentalizando para fines que no son propios de un templo. “El templo, decían, es un lugar de oración. Por lo que desde hace algunos años ya hemos decidido no permitir manifestaciones de este tipo en su interior. Son normas que hemos de cumplir con todos los grupos. No podemos permitírselo a unos sí y a otros no. Por lo que si no abandonan el templo espontáneamente, nos veremos obligados a llamar a la policía para que lo haga por la fuerza”.

Los encerrados intentaron explicarles el motivo de la acción, precisamente en el templo de la Almudena. Pero ellos insistieron en que la Iglesia ya ayuda todo lo que puede a través de los servicios de Caritas en todas las parroquias y que no podían permitir una actuación de este tipo. Por lo que finalmente llamaron a la policía que desalojó el lugar.

Ante tal situación, desde el Foro Curas de Madrid manifestamos:

La acción de la Iglesia, con ser importante, no ha de limitarse a la ayuda de Caritas. Hay una tarea de denuncia de situaciones y estructuras de pecado con su correspondiente propuesta de actuación moral de contenido socio-económico que también es propia de la acción eclesial. Y que, en nuestra opinión, la Iglesia de Madrid hasta el momento no ha tenido suficientemente en cuenta, al menos en lo que se refiere a esta problemática de los desahucios.

El templo cristiano es lugar de oración, por supuesto, pero no sólo. Una de las plegarias del ritual de consagración de templos pide “que este templo sea lugar de misericordia para los pobres y de libertad para los oprimidos”. Y en la mejor tradición eclesial los templos han sido refugio para los que se sentían socialmente excluidos y perseguidos.

Orar es la primera práctica del creyente, evidentemente. Pero la oración cristiana es una oración desde la vida y para la vida, asumiendo todo el espesor de la realidad personal y colectiva, estructural. Alimentada por “los gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los hombres de cada tiempo” (G.S.1) No ha sido nunca una evasión de la dura y compleja realidad.

Las normas de funcionamiento son necesarias en cualquier institución. Pero ante determinadas situaciones humanas y familiares, hay que ser capaz de reinterpretar y superar la letra de las leyes. Es un mensaje central del Nuevo Testamento.

Por lo que consideramos un lamentable error la actuación de los responsables de la catedral de Madrid, echando mano de la fuerza policial para expulsar a un grupo de familias, que ya son expulsados y desahuciados de demasiados lugares, no sólo de sus propios hogares.

Si unas estructuras económicas y políticas despiadadas están produciendo estos efectos perversos, no podemos también desde la Iglesia convertirnos en un factor más de exclusión. El día de la verdad se nos podrá reprochar: “Estuve desahuciado y no me acogisteis”.

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